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Boletín 66

El regreso de las comunas

«La independencia individual es la primera necesidad de los modernos, por lo tanto, no hay que exigir nunca su sacrificio para establecer la libertad política. En consecuencia, ninguna de las numerosas y muy alabadas instituciones que perjudicaban la libertad individual en las antiguas repúblicas, resulta admisible en los tiempos modernos.”

Benjamin Constant

            Henri-Benjamin Constant de Rebecque fue un filósofo, escritor y político francés de origen suizo, que vivió a finales del siglo XVIII y principios del XIX en Francia. A finales del siglo XVIII y hasta 1830 fue un político activo, miembro de la Asamblea Nacional situado en el ala liberal y crítica a la monarquía absolutista. A pesar de ser enemigo de la monarquía tradicional, se mostró contrario a las teorías que admiraban las antiguas sociedades libres como las de la Grecia Antigua o la República Romana, al considerar que estaban basadas en la esclavitud de la mayoría para beneficio de unos pocos, además de ser inaplicables a estados modernos mucho más grandes que las polis donde era imposible concentrar al pueblo en un foro para el debate público abierto y directo. Igualmente argumentaba que, en estos foros, si bien quienes participaban tenían derechos políticos sobre las decisiones de Estado, carecían de derechos civiles que los protegieran de las arbitrariedades del gobierno de turno.

Su teoría de la libertad se basaba en la posesión y disfrute de los derechos civiles, del imperio de la ley y de la libertad en un sentido amplio, confrontada en este sentido a la actividad del Estado. Su proyecto de participación política se sustentaba en el de los representantes elegidos por todos los ciudadanos que ejercerían el derecho de los ciudadanos en el parlamento, siempre sometidos a una Constitución y a la ley que evitaba que el ejercicio de la libertad entre individuos no desencadenara en el caos de la sociedad ni que ellos como gobernantes abusaran de su poder.

Se hace este recuento del pensamiento de Constant para analizar el Estado Comunal, cuya imposición comenzó con Hugo Chávez (propuesta constitucional rechazada en el año 2007 en referéndum y luego impuesta por leyes habilitantes) y continuada por quienes hoy detentan el poder. Los mismos que en febrero del 2021, entregaron los dos primeros Proyectos de Ley redactados por el Poder Popular. Igualmente afirmó que, del debate del Congreso Comunal, surgirá la construcción del socialismo en lo territorial, familiar, concreto y real. “Tengo que decirlo, sin lugar a dudas, el destino del siglo 21 venezolano tiene una sola palabra, un solo concepto, una sola realidad: el siglo 21 venezolano se va a decidir con la consigna ‘comuna o nada’. O hay comuna o no hay Patria, o hay comuna o no habrá socialismo, o hay comuna o no hay bienestar y felicidad del pueblo”.

La comuna sería para Constant el regreso a ejercer “colectiva y, en particular, directamente varias partes de la soberanía, en deliberar en la plaza pública a propósito de la guerra y de la paz, en firmar con los extranjeros tratados de alianza, en votar las leyes, en pronunciar sentencias, en examinar las finanzas, los actos, la gestión de los funcionarios, en hacerlos comparecer ante el pueblo entero, en imputarlos, en condenarlos o en absolverlos; pero al mismo tiempo que era eso lo que los antiguos llamaban libertad, admitían como compatible con esta libertad colectiva la subordinación absoluta del individuo a la autoridad del todo”.

En pocas palabras, la comuna es el regreso al colectivismo antiguo en detrimento de la libertad moderna. La anulación de la libertad, la PROPIEDAD, la seguridad y la resistencia a la opresión. Sí, la propiedad, porque en la misma letra de la legislación entorno a las ciudades comunales, “la propuesta de ley de Ciudad Comunal desarrolla una nueva configuración jurídica que facilita el advenimiento de una nueva ciudadanía, la Ciudadanía comunal, y encauza el reconocimiento de la diversidad esencial de la realidades de los territorios comunales, relacionadas con las condiciones particulares de cada jurisdicción que se cree, en correspondencia con su entorno demográfico y las potencialidades económicas propias, con la finalidad de emprender los nuevos procesos societarios a fin de resolver las necesidades colectivas en el marco de la Comunalidad”.

La ley de Ciudades Comunales y Parlamento Comunal es la desconstitucionalización del Estado, busca acabar con la estructura territorial que está en la Constitución Nacional, que es la propia del Estado Federal, la cual divide el territorio de Estado en municipios. Una ley de que viola la Constitución, porque bajo el concepto abstracto de “lo colectivo”, no existen leyes que salvaguarden la libertad, propiedad, seguridad y resistencia a la opresión. Todo nace y muere bajo el capricho del colectivo en una asamblea tumultuaria, donde los derechos individuales no tienen asidero. Una inexistente ágora ateniense del siglo XXI. Se habla del estado comunal como si estuviera enunciando una fórmula novedosa para tratar de sacar el país del foso en el quienes tienen dos décadas hundiéndolo.