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Boletín 67

Las zonas económicas especiales y la libertad

“No es suficiente que una sociedad desarrolle o adopte las instituciones que son mejores para el crecimiento económico o el bienestar de sus ciudadanos, porque otras instituciones pueden ser incluso mejores para las personas que controlan la política y las instituciones políticas. Los poderosos y el resto de la sociedad a menudo están en desacuerdo sobre qué conjunto de instituciones deberían continuar en vigor y cuáles se deberían cambiar para su beneficio”.

Acemoglu y Robinson, “¿Por qué fracasan los países?”.

            En días recientes la Asamblea Nacional aprobó la primera discusión de la Ley de Zonas Económicas Especiales (ZEE). Esta ley, cuyo borrador circuló extensamente en las últimas semanas, apunta a desarrollar áreas geográficas mediante incentivos fiscales y laborales. El objetivo es que dichas zonas se conviertan en polos de desarrollo industrial, turístico o financiero, centros de investigación tecnológica o parques para manufactura de exportación. Quien tenga más de 30 años recordará que en los años 90 se suscitó una discusión bastante acalorada sobre la intención del Gobierno del presidente Rafael Caldera de designar regiones del país, como la Península de Paraguaná, para manufactura (las denominadas “maquilas”). En ese momento se desechó dicha propuesta como un atentado contra la soberanía nacional y la clase obrera venezolana.

La Ley de ZEE, en camino de ser aprobada por la Asamblea Nacional, retoma esta iniciativa, pero bajo una modalidad aún más radical, estableciendo zonas económicas especiales para la manufactura de exportación, el turismo o el sector financiero. Esta reivindicación de la “maquila”, consta de estos cuatro componentes:

1) “Contraposición a las leyes típicas de un país o nación. Las leyes de alcance nacional” pueden ser suspendidas dentro de una zona económica especial”.

2) Intención de “incrementar la inversión extranjera directa por parte de inversores extranjeros, como puede ser una empresa internacional o una corporación multinacional”

3) A estos inversores extranjeros se les otorgan “tipos impositivos menores”

4) Suelen “violarse los derechos fundamentales de los trabajadores al ser la legislación más relajada que en el resto del país”.

La Ley de ZEE está diseñada para inversionistas extranjeros, dándoles privilegios, en contraposición a la igualdad ante la ley en la competencia económica dentro de una verdadera economía de mercado. El artículo 8 cita entre las condiciones de instalación de las ZEE: “3. Condiciones geográficas y económicas que favorezcan la integración de procesos productivos por parte de empresas extranjeras”. El artículo 1 del Proyecto en Discusión pauta que a quienes operen en dichos “espacios geográficos” se les conferirán “estímulos económicos”. El artículo 4, numeral 1, dispone que regirá para ellos “un régimen socioeconómico especial y extraordinario”, obviamente distinto del vigente en el resto del país. El artículo 19 pauta que en el respectivo “Convenio de inversión” se les podrá acordar: devolución automática, total o parcial del impuesto de importación, por un período de hasta diez (10) años, al igual que el ISLR, el IVA y otros impuestos más.

Cabe añadir que, el eventual otorgamiento de tales privilegios a entes extranjeros viola el artículo 301 de la Constitución, de acuerdo con el cual “El Estado se reserva el uso de la política comercial para defender las actividades económicas de las empresas nacionales públicas y privadas. No se podrá otorgar a empresas y organismos o personas extranjeros regímenes más beneficiosos que los establecidos para los nacionales. La inversión extranjera está sujeta a las mismas condiciones que la inversión nacional”. La Ley de ZEE es un proyecto que inconstitucionalmente privilegia la inversión extranjera, prioriza su participación en nuestros recursos naturales y mutilan el territorio nacional en zonas sometidas a leyes diferentes al del resto de los actores económicos venezolanos.  No es una apertura a la economía de mercado, sino un mecanismo para obtener recursos y tratar de reactivar la economía venezolana.

¿Por qué esto no es una apertura a la economía libre de mercado? Porque en una economía libre los grandes hombres de negocios a través de sus conexiones políticas NO tienen el poder de pedir el Estado regulación estatal que los privilegie para operar sin competencia y bajo privilegios que no se aplican a los otros empresarios (en este caso, el extranjero en detrimento al local). En una economía libre, un sector del empresariado no monopoliza contratos del gobierno y grandes préstamos bancarios sin tener que presentar garantías. En una economía libre de mercado, quien tiene conexiones políticas con el gobierno de turno NO se le puede aplicar normas diferentes a quienes no la tienes. Esto no es apertura económica, esto es simplemente una competencia desleal entre actores económicos, la antítesis de una auténtica economía libre.