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Boletín 75

El antes y después de la nacionalización de un banco

         Hablemos de un poco de historia. El Banco de Venezuela fue un banco universal de carácter privado hasta el año 2009. Fue fundado el 2 de septiembre de 1890, con capital público nacional, lo cual se mantendría hasta el año 1996, momento en el que el Grupo Santander lo adquiriría hasta ser convertido en banco del Estado en el año 2009.

El origen exacto del Banco de Venezuela, se remonta al año 1883, en el que se llamaría Banco Comercial, para que luego en septiembre de 1890 se transformaría en el Banco Venezuela, siendo el surgimiento formal de la institución. La labor principal de esta entidad bancaria era para préstamos para el gobierno de turno venezolano junto con una función recaudadora para el fisco nacional. En el año 1920, por una ley nacional promulgada durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, se le concede el derecho de no pagar ningún impuesto o hacer cualquier aporte al fisco nacional debido a su función recaudadora nacional. Para ese mismo año ya tenía más de 10 sucursales en el interior de Venezuela.

Antes de la fundación del Banco Central de Venezuela (año 1937 pero formalmente en funcionamiento en 1940), el Banco de Venezuela era junto con otras 5 instituciones las únicas que tenían la potestad de emitir papel moneda (el Bolívar) hasta la promulgación de la ley de Banco Central en 1940. Aunque el Banco Central de Venezuela desplazó su papel de emisor de papel moneda, el Banco de Venezuela no dejó de crecer, llegando al año 1976 a su oficina número 100 en territorio nacional y en 1977 abre una sucursal en la ciudad de New York. En 1978 introduce al mercado un servicio de atención al cliente 24 horas, tarjetas de crédito, y puntos de venta, entre otros servicios.

En 1993, el Banco Consolidado tomo el control mayoritariamente accionario del Banco de Venezuela, pero un año después, el Consolidado fue intervenido estatalmente debido a la crisis bancaria de 1994, crisis que arrastró también al Banco de Venezuela. Esto llevó que ese mismo año 1994, el gobierno venezolano realizara un rescate a esta institución estimado en 294 millones de dólares. Dos años después, 1996, el Banco de Venezuela fue llevado a subasta al grupo español Santander, que se hizo con el 93% de las acciones del banco. El 6 de octubre de 2000, el Banco de Venezuela/Grupo Santander adquiere la mayoría accionaria del Banco Caracas, fundado también en 1890, concluyendo en la fusión de ambas entidades el 17 de mayo de 2002, convirtiéndose en el banco más grande del país.

En junio del año 2008, se empezaron sendas negociaciones con el Banco Occidental de Descuento (BOD) para que absorbiera la participación del Grupo Santander en Venezuela, creando el primer banco de ese país, pero ese proceso fue paralizado por el gobierno del presidente Hugo Chávez. Desde mediados de ese año, el presidente Hugo Chávez empezó reiteradamente a amenazar con nacionalizar toda la banca privada venezolana, tanto por supuestas irregularidades de las que acusaba a varios entes bancarios privados como el no adaptarse a su programa de préstamos y créditos a sectores productivos estratégicos para su Plan de Gobierno. Esta campaña de acusaciones llevó entre otras cosas a que el 31 de julio el Chávez anunciara en cadena nacional que el Banco de Venezuela iba a ser nacionalizado. El 22 de mayo del 2009, se firmó el acuerdo de compra entre el gobierno venezolano y el Grupo Santander por un monto de 1050 millones de dólares. El 3 de julio de 2009 el Banco de Venezuela pasó a ser el 50% administrado por el gobierno venezolano.

Después de su nacionalización, el Banco de Venezuela evidenció un crecimiento exponencial de la cartera de clientes al pasar de 3 millones a 14, 8 millones de clientes (actualmente), además cuenta con un total de 16,9 millones de cuentas abiertas, lo que hace que este a la vanguardia de todas las entidades bancarias del país. La entidad se usó tanto para el pago de servicios públicos suministrados por el Estado, como el pago de pensiones, el dar créditos para la compra de viviendas por parte del gobierno desde entonces y otros servicios vinculados al gobierno central de Venezuela, junto con los habituales de la banca privada.

El 15 de septiembre de 2021, el banco tuvo una interrupción de varios días en sus servicios de banca electrónica, afectando a 14 millones de clientes que se vieron imposibilitados de usar la plataforma web y demás servicios electrónicos.  La entidad bancaria alegó que el motivo de las fallas fue, de acuerdo con la información oficial, por un ataque terrorista y un intento de “hackeo masivo” en su página web. Unos 16 millones de clientes, que gestiona la institución, se han visto afectados tras el inconveniente. Muchos de los usuarios han expresado su preocupación al no poder comprar alimentos o medicinas. En una economía mayoritariamente dolarizada como la venezolana, en que cada hora el bolívar se devalúa, una paralización de este banco resulta fatal para millones de venezolanos que gestionan su dinero a través de esta entidad bancaria.

La aplicación de pago móvil del Banco de Venezuela también estuvo paralizada y no es posible realizar transferencia. Esto dejó a la mayoría de los usuarios dependiendo del dinero en efectivo que pudieran tener ahorrado desde sus casas. Igualmente, sus usuarios se quejan, además, por el silencio de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario de Venezuela (Sudeban) ante la caída del sistema interno y la falta de transparencia en cuanto a las razones que provocaron las fallas en la página del Banco de Venezuela. Por otra parte, ningún funcionario o representante del poder se ha pronunciado públicamente al respecto.

En julio de este año, el Banco de Venezuela “celebró” 12 años de ser nacionalizado. Sus autoridades aseguraron que su objetivo es seguir impulsado el desarrollo económico y financiero de la Patria a través de esta entidad bancaria. La pretensión de convertir este banco en la vanguardia del financiamiento del sector productivo del país cuando no puede sostener sus servicios de banca electrónica y pago móvil y vulnera los derechos de sus 16 millones de clientes. En país con fuerte institucionalidad, si a un banco privado le hubiera sucedido esto, de inmediato, toda su plana mayor estaría poniendo sus cargos a la orden por decencia y ética. Sería una oportunidad de oro para sus competidores. No obstante, en la actualidad, la realidad de Venezuela es muy distinta. Prueba de que el Estado no es empresario.