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Boletín 78

La propiedad en Venezuela. 2021: El año del emprendimiento

Andrea Rondón García

Ana María Carrasquero

En nuestro resumen de 2020 sobre los derechos de propiedad anticipábamos que el año 2021 tendría cierta estabilidad económica como consecuencia de las sanciones del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en contra del régimen; la flexibilización de los controles; el resurgimiento del mercado bursátil ante las dificultades del sector bancario y otros factores. Lo que parecía ser en el año 2019 el comienzo de la burbuja económica, se mantendría y crecería en el año 2021.

También señalamos en su momento que lo anterior significaría ligeros cambios en el patrón de violación a la propiedad y que estaríamos en presencia de las siguientes etapas de la política sistemática de violación a la propiedad privada detectada desde el año 2005.

En efecto, ha sido así y en este primer artículo del año indicamos ese nuevo patrón de violación a la propiedad.

La burbuja económica

 

Obligatoriamente tenemos que referir la burbuja económica. Unos señalan que no existe, que es ficción, porque gran parte de la población padece pobreza extrema. Otros señalan que debemos reconocer la mejoría en muchos rubros este año y no todo se debe a la gran «lavadora» en la que se ha convertido el país.

Lo cierto es que en la Venezuela de 2021 es difícil explicar que seguimos atravesando unas de las peores crisis humanitarias y políticas de la región. La razón es que la escasez de productos; las colas para comprar productos regulados; las muertes por desnutrición que veíamos entre los años 2015 y 2017 no están presentes en el 2021, al menos no de forma tan evidente.

La Venezuela de 2021 es promocionada por influencers, tanto nacionales como extranjeros, como un país en proceso de recuperación; con espacios envidiables como Los Roques, Canaima y la isla de Margarita. En Caracas no han parado de abrir locales comerciales de distintos rubros desde el año 2020. Los expertos señalan que a pesar de ser la economía más pequeña de la región, en el área de servicios, telecomunicaciones y agropecuario no hubo saldos rojos.

Como indicamos al inicio de estas líneas, las sanciones del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en contra del régimen; la flexibilización de los controles; el resurgimiento del mercado bursátil ante las dificultades del sector bancario y otros factores han contribuido a sostener la “burbuja económica”. Pero todo intento por establecer las causas de lo que vivimos actualmente inevitablemente luciría simplista, porque se trata de una situación compleja con múltiples factores, no todos a la vista, que se viene gestado desde hace dos décadas.

Lo que vivimos actualmente es coyuntural porque no es resultado de cambios estructurales ni de verdadera inversión. Lo que actualmente vivimos no ha significado bienestar ni mejoría en la calidad de vida de una gran mayoría, quienes deben vivir en un entorno víctima de una política sistemática de destrucción de la propiedad.

 

Venezuela y la pandemia

El 2020 se caracterizó en gran parte por severas restricciones a las actividades económicas bajo la excusa de la pandemia. Se prorrogó en varias oportunidades el decreto de estado de alarma. Este año ha sido distinto.

Aunque con mayor libertad para los comercios y la prestación de servicios, la incertidumbre sería característica de esta época. El ejercicio de las actividades económicas dependió en gran parte de los anuncios presidenciales, principalmente divulgados por las redes sociales.

El expolio de la sede de El Nacional

No podíamos dejar de mencionar el expolio de la sede de El Nacional. Este fue uno de los casos emblemáticos de 2021 que nos recordó que Venezuela no se está recuperando, tan sólo que cambió el patrón de ataque contra la propiedad.

El 14 de mayo de 2021, se ejecutaba la medida de «embargo» contra la sede física de El Nacional, que dictó la Sala de Casación Civil el pasado 16 de abril de 2021, mediante sentencia No. 81.

Existen fundados argumentos para cuestionar la legitimidad de la Sala de Casación Civil y afirmar que esta sentencia es resultado de un proceso claramente utilizado con fines políticos al desconocerse el principio de cosa juzgada; violarse el principio de confianza legítima; violarse el principio de igualdad ante la ley; etc.

Fue una clara y frontal violación a la propiedad privada y a la libertad de expresión y debe recordarse que desde el año 2017, estrangulado por la voracidad tributaria, la crisis económica y la escasez del papel gracias al control de cambio, El Nacional puso fin a su edición impresa y empezó el fortalecimiento de su versión digital.

Antes de la sentencia de la Sala de Casación Civil, gracias a una política intencional de destrucción de la propiedad privada, El Nacional estaba reducido a su mínima expresión.

El constante asedio contra El Nacional no sólo lesiona el patrimonio de la familia Otero, es un golpe mucho más duro para todo un país. La sede de Los Cortijos de El Nacional no era solo el recinto de uno de los medios más importantes de Venezuela, sino un centro de investigación, estudios y usos múltiples. El periodista Sergio Monsalve refiere las enormes oportunidades que brindó El Nacional a las nuevas generaciones con la sección Nuevas Firmas y al ser sede de la Maestría de estudios avanzados de periodismo era una auténtica escuela (https://globomiami.com/por-el-rescate-de-la-sede-de-el-nacional/).

Para Cedice Libertad era y es un gran aliado. No sólo porque varias de las firmas de opinión son miembros de Cedice, sino porque ha brindado en reiteradas oportunidades sus espacios. En el año 2017, Cedice Libertad presentó en sus instalaciones el libro de Isabel Pereira Por un país de propietarios. También El Nacional editó Del buen salvaje al buen revolucionario. El Nacional es un verdadero espacio de difusión de ideas de libertad.

Por todo esto, reiteramos que no se trata de un embargo, sino de una expoliación, esto es, un despojo de la propiedad sin las debidas garantías constitucionales.

Se trata de un golpe frontal a la propiedad privada, sin la cual es imposible el ejercicio de otros derechos y libertades, en este caso, la libertad de expresión y de información.

No se trata de un golpe contra El Nacional, resultado del trabajo de 3 generaciones, sino un golpe contra todos los venezolanos; contra su identidad cultural y su memoria histórica.

La reconversión de 2021 (la política monetaria como política de control social)

El 1ro de octubre de 2021 entró en vigencia la reconversión monetaria decretada por Nicolás Maduro en el mes de julio, la segunda en menos de 5 años y la tercera del régimen. En total, han suprimido 13 ceros (3 ceros en 2008; 5 ceros en 2018 y ahora 6 ceros).

No hace falta señalar que esto no remediará nada, salvo por temas operativos prácticos, porque ya eran inmanejables las cifras en millones por cualquier cosa (un refresco 4 millones; un agua mineral pequeña 4 millones; un desayuno 40 millones). Indicamos cifras en bolívares porque contablemente se debe seguir utilizando el bolívar como moneda de curso legal aunque en los hechos la moneda de cuenta y de pago es el dólar de los Estados Unidos de América.

Entre el 30 de septiembre y el 1ro de octubre pocos sitios aceptaban pagos en bolívares aunque la Asociación Bancaria de Venezuela informó que las plataformas de los bancos no estarían disponibles sólo entre las 8 p.m. del 30 de septiembre hasta las 6 a.m. del 1ro de octubre, pero definitivamente nadie o casi nadie quería bolívares.

Al inicio de la última semana de septiembre, el dólar se estaba cotizando en cuatro millones cien mil bolívares (4.100.000 Bs), pero ya para el 30 de septiembre estaba en cinco millones de bolívares (5.000.000 Bs). Era el mercado (nosotros) respondiendo ante la inseguridad e incertidumbre de la nueva reconversión.

Durante el día viernes, casi nadie estaba aceptando bolívares y quienes lo hacían fijaban tasas de cambio muy altas que obligaban a pensar nuevamente con qué moneda era preferible pagar. Pero tener dólares en efectivo tampoco era una mejor opción. Por lo general los locales no tienen vuelto e incluso ponen una cifra más alta («redondean») para facilitar la entrega del vuelto. La opción más sencilla era el pago a través del zelle, pero no todos tienen esa opción o el internet en la Venezuela del siglo XXI no colabora.

Esta reconversión fue más atropellada que las anteriores. Muchos señalaban que no entendían el porqué de esta reacción si la reconversión es una experiencia cercana. Pero la reacción a la reconversión no está determinada por nuestra experiencia o no con este tipo de medidas sino por el miedo ante la inseguridad e incertidumbre.

Como advirtiera Ludwig von Mises en La acción humana, el mercado somos todos tomando decisiones para alcanzar nuestros objetivos y obviamente él reflejará nuestros miedos e inseguridades ante las consecuencias de las nefastas medidas económicas adoptadas por Nicolás Maduro.

Este viernes, y los meses siguientes, son una confirmación de que este país no se ha recuperado ni está en vías de ello como irresponsablemente algunos señalan. Ciertamente hemos tenido un desahogo (una minoría del país) los últimos 2 años por la relajación de los controles, pero ello no es sostenible en el tiempo porque no son cambios estructurales.

¿Starbucks o Starsucks?

No podíamos evitar este irónico juego de palabras. Si este año estuvo caracterizado por la cantidad de locales que abrieron, en diciembre, la supuesta franquicia de Starbucks en Las Mercedes sería el caso más representativo de la idea de lo que hemos tratado de exponer con el cambio de patrón en la violación a la propiedad.

Atrás quedaron los días en que veíamos un discurso violento desde el Poder Ejecutivo en todos sus niveles en contra los dueños de tierras acompañado por invasores respaldados por la fuerza pública. No significa que no lo veamos, pero definitivamente no será lo más característico de esta época.

Lo que hemos visto este año, y probablemente lo sigamos viendo por un tiempo más, es la obscena cantidad de locales que han abierto; más obscena la opulencia que muestran; y tal vez lo más obsceno –el uso reiterado de este adjetivo es completamente intencional- de todo es el tipo de consumidores de esos locales, resultado de una economía estatizada que favorece a unos cuantos.

En un país como este, en el que existe una política sistemática de destrucción de la propiedad desde el año 2005, se crean todas las condiciones para que se abran locales en abierta violación del derecho de la titularidad de la marca de una empresa multinacional.

A manera de conclusión

2021 no es el año de los emprendimientos, sino el de la continuación de la pobreza extrema. Aquí reproducimos los dos primeros párrafos de la nota de El Ucabista sobre la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de 2021, presentada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB):

«El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) dio a conocer, este 29 de septiembre, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) correspondiente al año 2021, levantada entre febrero y abril, con cobertura de 22 estados y alcance de 17.402 hogares.

El estudio, presentado en la sede la universidad en Montalbán y retransmitido por YouTube y Zoom, revela que la pobreza en Venezuela se mantiene en “niveles máximos posibles de 94,5%”, mientras que la pobreza extrema sigue creciendo y abarca dos tercios de los hogares del país, con un 76,6%, un alza de 8,9 puntos, desde los 67,7% en que se ubicaba el año pasado». (https://elucabista.com/2021/09/29/encovi-2021-retrata-un-pais-con-945-de-pobreza-sin-oportunidades-de-trabajo-y-mayor-inequidad-en-el-acceso-a-la-educacion/).

 

Tengamos presente estas cifras cuando se señale que en Venezuela ya terminó la hiperinflación porque a lo largo de los últimos 12 meses hubo inflaciones mensuales por debajo del 50%. Técnicamente será así, pero las secuelas como vemos en esta encuesta quedan.

 

De igual modo quedan las violaciones a la propiedad aunque no veamos como antes la bota militar frente a una hacienda o una empresa. El patrón cambió pero la política sistemática de destrucción de la propiedad se mantiene.

Caracas, enero de 2022