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El caso de Taiwán: reforma agraria y derecho de propiedad
Lecciones para Venezuela
El autor de este trabajo, mediante una revisión retrospectiva tanto de la reforma agraria en Venezuela durante el período democrático, como de las dos décadas bajo la égida del socialismo del siglo XXI, invita a revisar las lecciones aprendidas del caso de Taiwán, para mirar hacia el futuro y trazar los planes que permitan recuperar la tierra arrasada en la que el chavismo convirtió al campo venezolano.
A lo largo de este trabajo, se pone el acento en el papel del derecho de propiedad. Cómo el no contar con la titularidad de las tierras se convierte en un obstáculo insalvable para el productor, ya que lo mantiene al margen del progreso y lo convierte en presa fácil de las ideologías y los intereses políticos. El caso de Taiwán muestra la senda que se recorrió para forjar una institucionalidad incluyente y de oportunidades. El punto de partida para el cambio de la estructura económica fue el desarrollo agrario, que a su vez impulsó la transformación industrial y todo esto fue parte de un plan de desarrollo integral.
Al analizar la primera etapa de la reforma en Taiwán se observa que lejos de entorpecer, fiscalizar y castigar la actividad agrícola, desde el Estado se dispusieron las condiciones para su desarrollo, se pue- de mencionar la reducción de los impuestos, créditos agrícolas con condiciones favorables, mejoramiento de las viviendas, vialidad, salud pública; capacitación en técnicas de producción eficientes; aliento a la investigación agrícola. Como es harto conocido, los productores del campo venezolano no cuentan con ninguna de estas condiciones, y lo que aún se produce se hace a pesar de las políticas gubernamentales, no gracias a ellas.
Finalmente, en el trabajo se hace referencia al anteproyecto de Ley Especial de Restitución y Garantía de la Propiedad Privada presentado por Cedice, ya que se considera que cualquier plan de desarrollo integral pasa, necesariamente, por el rescate del Estado de derecho y, por consiguiente, la confianza tanto de nacionales como extranjeros que, dadas las condiciones de seguridad jurídica y pleno respeto a sus derechos de propiedad, verán en Venezuela una tie- rra de oportunidades en la que la libertad y la prosperidad serán posibles, porque desde el Estado se dejará de perseguir y criminalizar a los productores, por el contrario, se garantizará y protegerá la pro- piedad, derecho humano indispensable para el desarrollo de una sociedad.