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La historia de Gladys Azuaje

 

Gladys Azuaje vivía en un apartamento en Los Chaguaramos. En el año 2006, decide alquilar a una persona conocida, otro apartamento de su propiedad ubicado en Chacao. Hace un contrato de arrendamiento notariado por un año y en 2007, se acerca para notificar el vencimiento del mismo y solicitar que su inmueble sea liberado.

La inquilina no se opuso y reconoció el vencimiento del contrato, pero en realidad nunca lo abandonó alegando en el acto conciliatorio, al cual Gladys tuvo que recurrir como medida de negociación para llegar a un acuerdo amigable, que ella necesitaba de un abogado para su defensa. Gladys se ofrece inclusive a buscárselo y así lo hace, pero a esa convocatoria, la inquilina no asistió.

Tiempo más tarde, en otra audiencia, la demandada pidió más tiempo para desalojar y así le fue concedido. Sin embargo, no hubo ninguna intención de desocupar el inmueble, por esa razón, Gladys procedió a realizar todas las denuncias correspondientes ante el SUNAVI y otras instancias.

Han pasado once años desde que decidió alquilar, un año después de haberse vencido los términos del contrato, Gladys ha sido injustamente privada de los derechos que legítimamente le corresponden, mientras que quien arbitrariamente ocupa su inmueble, persiste en el incumplimiento de los términos acordados, amparada por decretos que impiden el desalojo en ejecución de la sentencia emitida el 21 de enero de 2016 por el Tribunal duodécimo del Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, a favor de la propietaria.