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La historia de Gonzalo Vallejo

Gonzalo Vallejo compró dos oficinas en la Torre Casabera de Barquisimeto. Empeñó todo su patrimonio laboral para obtener créditos hipotecarios a 5 años. Una vez compradas, su idea era unirlas para impulsar un emprendimiento de espacios ejecutivos de alquiler con servicios, que favoreciera la incursión al mercado laboral de jóvenes profesionales.

“El miércoles Santo de la Semana Santa 2010, se produjo la invasión del edificio por parte de los dirigentes y familiares de un grupo denominado FRIO (Frente Revolucionario de Inquilinos y Ocupantes)”. Así toda la torre de 60 oficinas en total se vio afectada por el mismo problema.

“Desde el momento inicial en que los invasores sometieron al vigilante y comenzaron sus acciones violentas, comenzamos un interminable calvario por los recovecos del sistema judicial venezolano”. Acudieron ante varios fiscales del Ministerio Público, en no menos de 50 oportunidades con el Fiscal Superior del Estado, Fiscal General de la República en un acto público en el que no pudo oponerse a concederles una audiencia un poco improvisada y escucharlos.

Acudieron también ante los diputados de la anterior Asamblea Nacional, en donde les daban la razón, sin embargo, nada sucedió para resolver el problema. También acudieron a la Defensoría del Pueblo del estado Lara, y allí se enteraron de que la suya, era la primera denuncia de ese tipo que se efectuaba en ese despacho. Tampoco se logró nada.

Finalmente, de tanto insistir en prensa, radio, TV y otras instancias, el 25 de Junio de 2012, luego de dos años de lucha, se produjo una sentencia  a favor del grupo de propietarios de las oficinas, ordenando inicialmente al Ejército y luego a la GNB, que efectuara la medida de desalojo. “Ahí comenzó la segunda fase interminable de reuniones con los comandantes de los destacamentos responsables de ejecutar la medida. Sin embargo la respuesta siempre es la misma, “se va a ejecutar” pero a casi 5 años de ordenada, nada sucede”.

Asistieron a unas mesas de trabajo con Ocupantes, Propietarios, y el Órgano Superior de la Vivienda. En definitiva, tampoco hubo avance. Después, al tomar posesión la nueva AN, Gonzalo logró una audiencia en marzo de 2016, pero se decepcionó al escuchar que ese caso no era una prioridad de la AN.

“En todo este tiempo, casi 7 años de inagotable batalla por la propiedad, son muy pocas las voces que se escuchan con un claro mensaje a favor de un derecho consagrado en muchos documentos históricos, desde la Revolución francesa, el establecimiento de la ONU o nuestra Constitución Nacional.

Mi conclusión de todo esto ha sido: La Propiedad Privada tiene un único doliente, el dueño”.