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La historia de Valeriano Cavada

 

Valeriano vino de España, trabajó y estudió de noche, se graduó de odontólogo y con su trabajo construyó un edificio de apartamentos para alquilar en Bello Monte. En febrero de 2012 una de las inquilinas comenzó a no pagar, apoyándose en los decretos y leyes emanadas por el gobierno. Así también otros cuatro inquilinos decidieron no pagar y desde esa fecha los que siguieron pagando, tampoco aceptaron ningún otro ajuste del canon. Acudido por su representante legal, fue dos o tres veces al SUNAVI, pero de esas gestiones nunca obtuvo resultados favorables. En el SUNAVI, tener apartamentos para alquilar, parece ser un delito, es por ello que decidió no acudir a otras instituciones del Estado. Se enteró de que el Estado le ofrecía la opción de negociar la venta de sus apartamentos adoptando un precio impuesto por terceros sin que su opinión, como propietario del inmueble, tuviese algún peso en la determinación del valor de venta. Valeriano se opuso a aceptar la propuesta y a sus 92 años levanta su voz para reiterar su posición frente a tales imposiciones: “Nunca construí para vender, construí esto para mis hijos!” y añade, mostrando la desesperanza que acompaña a quienes como él, esperan por ver derogadas leyes y disposiciones que han acabado con el mercado del arrendamiento en Venezuela: “Aquí no hay justicia ¿a quién puedo recurrir?”.